24 de marzo de 2009

Uno se levanta distinto cada 24 de marzo. Se levanta con zapatos de hormigón que pesan toneladas. Se levanta con los ojos más abiertos. Se levanta con el alma dolorida. Se levanta con 30 mil agujeros en el pecho y 30 mil flores en la cabeza. Se levanta empapado de sangre. Se levanta con la vida por delante como un pibe, de Malvinas. Se levanta con hambre de justicia. Se levanta con vómitos por los whiskys de Galtieri. Se levanta inflado de bronca. Se levanta con las pelotas de la literatura de Roberto Santoro. Se levanta aventado a soñar. Se levanta con el empuje de los rugbiers de La Plata. Se levanta por la noche. Se levanta por los lápices. Se levanta por los gritos de la ESMA. Se levanta por los vuelos de la muerte. Se levanta con el ejemplo del Padre Mugica. Se levanta con los dientes apretados. Se levanta con la ausencia de Jorge Julio López. Se levanta con la memoria en carne viva. Se levanta con los puños cerrados. Se levanta.

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